Sana tu niño interior
Dentro de cada uno de nosotros vive un niño o una niña que guarda memorias, emociones y experiencias que marcaron nuestras primeras etapas de vida. Ese niño interior es la parte más auténtica, sensible y espontánea que tenemos, pero también es quien carga con heridas no resueltas. Sanarlo es una de las decisiones más poderosas que puedes tomar para transformar tu presente.

¿Qué es el niño interior?
El niño interior representa esa parte emocional que formaste en tu infancia. Es tu yo más vulnerable, el que necesitaba amor, atención, seguridad y validación. Cuando esas necesidades no fueron completamente satisfechas, el niño interior puede sentirse abandonado, rechazado, herido o con miedo, y esas emociones no desaparecen: se quedan contigo en la adultez, influyendo silenciosamente en tus relaciones, decisiones y autoestima.
¿Cómo se manifiesta un niño interior herido?
Miedo constante al abandono o rechazo
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Dificultad para poner límites
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Sensación de no ser suficiente
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Relaciones dependientes o conflictivas
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Sabotaje personal o profesional
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Ansiedad o tristeza sin explicación clara
Estas reacciones no son simples “malos hábitos”, son heridas emocionales que el niño interior aún espera sanar.
¿Por qué es importante sanar?
Sanar tu niño interior te permite:
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Reconectar con tu esencia
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Dejar de repetir patrones dolorosos
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Fortalecer tu autoestima
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Perdonar a tu historia y a ti mism@
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Recuperar la alegría, la creatividad y la paz
Este proceso te devuelve a tu hogar interno: un lugar de amor, comprensión y seguridad.

¿Cómo empiezo a sanar?
Reconoce su presencia:
Observa tus emociones y comportamientos. Pregúntate: ¿Esto lo siente mi yo adulto o mi niño herido?
Escúchalo con compasión:
Escríbele una carta a tu niño interior. Pregúntale qué necesita. Permítele expresarse sin juicio
Abrázalo desde tu adulto amoroso:
Imagina que lo tomas de la mano y le dices: «Ya no estás solo, estoy aquí contigo.»
Busca acompañamiento terapéutico:
Procesos como las constelaciones familiares o talleres de sanación emocional pueden ayudarte a profundizar y liberar.
Sanar no es olvidar, es recordar sin dolor.
Hoy puedes tomar la decisión de cuidar a ese pequeño tú, de hablarle con ternura y de darle lo que no recibió. Sanar tu niño interior es sanar tu vida entera.